Crisis europea y sus sistemas de pensiones

David Tuesta BBVA

La crisis en Europa plantea la urgencia de abordar ajustes fiscales drásticos ante dudas sobre su sostenibilidad en el corto y largo plazo. Lo último es consecuencia del llamado "Estado de bienestar" de sus sistemas de pensiones públicos. En efecto, al analizar en simultáneo el comportamiento de los spreads de la deuda europea y el aumento del gasto en protección social se aprecia una alta correlación positiva. Este aspecto es un elemento clave que somete al Viejo Continente a enormes presiones de los mercados. ¿Qué lecciones podemos obtener de esto para Latinoamérica?

1. Los sistemas de reparto están expuestos a decisiones políticas que tienden a hacerse permanentes. Un ejemplo claro en Europa fue la reducción de las edades de jubilación en los 50, pese a que se anticipaba que la esperanza de vida subiría importantemente. Corregir esto tomó casi tres décadas.

2. En la misma línea van los desequilibrios de pagar pensiones alejadas de la productividad del trabajador. Pensiones altas, fórmulas de actualización generosas y tasas de aportación reducidas son bombas de tiempo que explotan cuando se producen cambios demográficos importantes.

3. Es alta la probabilidad de que los países latinoamericanos presenten una transición demográfica similar a Europa, en un escenario de crecimiento sostenible y de mayor ingreso per cápita. La evidencia muestra una relación creciente, muy robusta entre desarrollo y esperanza de vida.

4. Las reacciones tardías y discontinuas para corregir desequilibrios en los sistemas de reparto suelen ir detrás de la dinámica de la transición demográfica. Solo los países que incorporaron alguna regla de ajuste ante cambios en la esperanza de vida tuvieron éxito.

5. Siguiendo lo anterior, no solo ha sido exitosa la incorporación de ajustes automáticos, sino la incorporación de transparencia en el sistema público, como lo hacen las "cuentas nocionales" incorporados en Suecia e Italia.

6. Los países europeos, que han dado mayor blindaje fiscal a sus esquemas públicos, han permitido una mayor participación de los sistemas privados. Es emblemático el caso sueco, donde el estado asegura una pensión promedio de 30% del salario a través del esquema de reparto, y obliga al trabajador a ahorrar en cuentas privadas.

7. Incorporar reglas de actualización automática a los sistemas de reparto requiere una madurez suprema de la clase política. Pocos países europeos lo han hecho, y es irreal pensar que en nuestra región pueda darse en el corto plazo. Pero hay que intentarlo.

8. Es muy complicado mantener la sostenibilidad de un sistema público con un mercado laboral incapaz de generar carreras largas como consecuencia de la informalidad. En Latinoamérica se observan participaciones discontinuas en los mercados formales, lo que limita el éxito de un sistema de reparto.

9. En la gestión financiera de los recursos del ahorro público para pensiones, la mayoría de los sistemas europeos ha tendido a privilegiar el conservadurismo antes que la gestión eficiente. Los países que han tendido a dotar de mayor profesionalismo a esta responsabilidad, y mayor transparencia a sus inversiones, muestran mejores resultados.

10. Finalmente, incorporar un esquema de capitalización individual en Latinoamérica ha permitido incorporar un blindaje estructural en el largo plazo, que limita la presencia de problemas similares a los de Europa. Este elemento distintivo, es de gran valor en un mundo donde la opinión de los mercados internacionales cuenta.

La migración y sus riesgos en América

Autores:   Katrina Burgess Localización:   Política exterior ,  ISSN  0213-6856,  Vol. 33, Nº 187, 2019 ,  págs.  102-107 Idioma:   español ...